Obertura en llamas (A. Palacios) |
Me
quedé en la cama retorciéndome sobre la almohada, llamé al despacho con la voz
áspera, busqué hielo por casa, salí a la terraza a que me diera el aire.
Aquello no se pasaba. Al
tercer día acudí a mi médico, me vio, preguntó, sonrió como solo sonríe la
gente a la que no le duele la cabeza y me recetó más medicinas, no me curó, fui
a otro médico, este no se rio, pero tampoco me curó. El tercero me dio la baja
y ordenó que me hicieran un escáner. En el escáner no vieron nada anormal, pero
por entonces yo ya había empezado a no dormir y a sufrir alucinaciones.
Mención especial en el VII Concurso de Relatos Breves Doctor Zarco (Madrid)
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