viernes, 12 de junio de 2020

La carrera

Desde que empezó el confinamiento corro todas las mañanas en la cinta, ese aparato fue lo único que dejó mi exmujer cuando me abandonó y, aunque a mí nunca me gustó correr, empecé a hacerlo en un ejercicio de nostalgia un día en que las noticias eran tan malas que pensé en salir huyendo.


Todo se hubiera quedado en una rabieta si no hubiera descubierto a Lucía en una ventana del bloque de enfrente. Ella también corría en una cinta, mirando al exterior, en una carrera sin destino. Para verla mejor coloqué mi aparato enfrente y empecé a correr en su dirección.

Hace ya cuarenta días que Lucía y yo corremos, mirándonos a los ojos, en una carrera en la que nunca conseguimos alcanzarnos, pero cuando a las ocho de la tarde sale a aplaudir junto a su marido, nos miramos un instante, sonreímos… y no decimos nada.


Relatos de un confinamiento, Ayuntamiento de Utiel