miércoles, 24 de mayo de 2017

La polaridad


Había una calle en mi barrio en la que las bicicletas perdían el equilibrio.

Los mejores ciclistas, los más hábiles funambulistas y especialistas de acción, todos caían de sus monturas como un caballero derrotado en un torneo medieval.


Pasaron los años, turistas de todo el mundo, científicos y curiosos seguían visitando esa calle. En alguna ocasión algún ciclista estuvo a punto de lograr cruzarla, aunque todos acababan perdiendo el equilibrio y besando felizmente el asfalto.


Hasta que ocurrió algo, un giro de la luna o quizás un cambio de polaridad, el caso es que aquella calle recuperó el equilibrio y, desde ese momento, ningún ciclista volvió a pasar por ella.