viernes, 14 de mayo de 2021

Pareidolia


El doctor dice que estoy mal de los nervios, que tengo una enfermedad obsesiva con un nombre griego muy raro, y que creo ver por todas partes caras humanas donde solo hay piedras y ventanas, pero a mí no me engañan. 

Yo sé que las dos torres de la casa de doña Emilia me miran fijamente cada atardecer, cuando regreso a casa desde la fraga, y no hay día en que la más alta no se sonría y me dé las buenas noches, pero también me habla la torre más bajita y me dice con amargura que está muy cansada, que no soporta más esta humedad y este aburrimiento.

Estoy deseando que vuelva doña Emilia y contárselo, aunque madre no quiere que me acerque por el pazo y el doctor me ha prohibido pasar delante de las dos torres por si me ocurre lo que al loco aquel de La Mancha y me lanzo contra ellas, cómo si yo no supiera que todo es un cuento y que los molinos no existen.