viernes, 30 de julio de 2021

El vacío

Antes de morir, mamá me dijo que velaría mis sueños y, todas las noches, después de tomar un vaso de leche caliente, yo dormía muy feliz con su enorme retrato sobre mi cama. 

Todo fue bien hasta que conocí a Andrés a la salida de misa de doce. A mamá parecía no gustarle que Andrés se metiera en mi alcoba, y a él no le gustaba que mamá nos mirara cuando estábamos en la cama. Una noche Andrés descolgó el retrato de la pared, sacó a mamá del dormitorio y lo dejó en el pasillo, apoyado contra la puerta de la cocina. 

Mamá ya no nos miraba, pero el hueco que dejó en el papel pintado me hizo sentir un vacío en el estómago que pronto empecé a llenar con pasteles de nata y empanadas de carne. Al año y medio yo había engordado veintiséis kilos y Andrés se había marchado con una beata jovencita a la que conoció un Domingo de Pascua.

Mamá ha vuelto a ocupar su hueco encima de mi cama, pero el vacío que tengo en el estómago no se llena con nada, suerte que mamá siempre había guardado la ilusión de tener una niña gordita.


Publicado en Relats que alimenten
Justicia Alimentària València 

viernes, 14 de mayo de 2021

Pareidolia


El doctor dice que estoy mal de los nervios, que tengo una enfermedad obsesiva con un nombre griego muy raro, y que creo ver por todas partes caras humanas donde solo hay piedras y ventanas, pero a mí no me engañan. 

Yo sé que las dos torres de la casa de doña Emilia me miran fijamente cada atardecer, cuando regreso a casa desde la fraga, y no hay día en que la más alta no se sonría y me dé las buenas noches, pero también me habla la torre más bajita y me dice con amargura que está muy cansada, que no soporta más esta humedad y este aburrimiento.

Estoy deseando que vuelva doña Emilia y contárselo, aunque madre no quiere que me acerque por el pazo y el doctor me ha prohibido pasar delante de las dos torres por si me ocurre lo que al loco aquel de La Mancha y me lanzo contra ellas, cómo si yo no supiera que todo es un cuento y que los molinos no existen.


lunes, 26 de abril de 2021

Julia y el amor

Aquel día los relojes de Madrid corrieron veloces, como si la felicidad les diera cuerda. La tarde pasó como pasa un sueño. Por la noche supe que mi mundo había cambiado, que yo ya no era yo.

Empecé a vivir en medio de una sensación de irrealidad. Cada día iba a buscar a Julia a la facultad de Medicina. Ella bajaba las escaleras agarrada a una carpeta marrón. Yo la esperaba impaciente contando los escalones. Juntos descubrimos grandes cosas, como que los cielos de Madrid eran los mismos que aparecen en los cuadros del Prado y le daban a la ciudad un aire de irrealidad y a nosotros un soplo de ausencia.
Llegué a creerme que aquello era verdad.

Caminamos mucho, comimos bocadillos en las peores tascas de Madrid, visitamos a amigos que querían cambiar el mundo a golpes de periódicos ilegales y octavillas llamando a la insurrección. Yo los miraba como se mira a los niños la mañana de Reyes, y cada noche subía, y cada mañana bajaba, las escaleras de su piso en un eterno retorno mucho antes de saber qué era eso, antes de saber nada de nada.

Julia y el amor (Fragmento)

Finalista del Concurso de Relatos Cortos "Horizonte Republicano", Podem Castelló.

sábado, 13 de febrero de 2021

Las betas. Microteatro


La asociación de creadores y artistas Palin ha publicado 'Tú y yo', antología de microteatro con los textos seleccionados del I Certamen Palin-Julio Navarro.
Entre estas obras está
Las beatas, una pieza sencilla y espero que graciosa que, aunque no lo pretendía, ha acabado tomando sentido en el contexto de esta situación que estamos viviendo y que de puro extraña no da lugar para una ficción creíble.


Ojalá que estas beatas puedan saltar un día del papel a un escenario.