jueves, 19 de noviembre de 2020

Amor profundo


Cogí el Cercanías en Alcalá y la vi, era preciosa, pero lo que me llamó la atención fue que sus ojos no estaban pegados a un móvil, ni a una tablet ni a un ordenador.

Nuestras miradas se cruzaron por primera vez en Torrejón, y en Coslada quedó libre un asiento a su lado. En Vicálvaro, ―con el corazón martilleándome en el pecho― me atreví a hablarle y en Vallecas la invité a salir.

Cuando bajamos en Atocha nadie se había enterado de nada, solo un niño pequeño nos miraba, divertido, cuando nos besamos en el andén.

Seleccionado en el XIV Certamen de Relatos Cortos "El Tren y El Viaje” (Cercanías Renfe Madrid)