El último tren
Acompañada de Isabel de Velasco, recogiendo el guardainfante y remangándose la
basquiña, Margarita de Austria huye del instante donde estaba recluida. Nadie repara en
la infanta que, junto a su dama de honor, sale del museo y toma el Paseo del Prado en
dirección sur.
Nada recuerda ese paseo al Prado de los Jerónimos donde, en primavera,
la infanta acompañaba a los reyes al Palacio del Buen Retiro o a visitar los monasterios
que cercaban Madrid en 1656, año en el que Diego Velázquez las dejó atrapadas en un
escenario eterno. Las dos chiquillas corren entre las miradas de esas gentes que, durante
siglos, las han admirado desde el otro lado del lienzo y que, ahora, las ven correr en
dirección a la vida. Cuando los responsables del museo se dan cuenta de que en Las
Meninas faltan dos personajes, Margarita e Isabel ya han cogido un tren en Atocha.
Red de Bibliotecas Públicas del Ayuntamiento de Madrid
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